3 septiembre 2007 de Pigmalion Batracio I Entre campanilla y campanilla algún boceto ha salido en papel y he aparcado a las heroínas de cuento momentáneamente para postear esto, espero que no me secuestren el blog. Y en breve, novedades sobre el mundo de Oz. Compartir:FacebookTwitterPinterestTumblrCorreo electrónicoImprimirMe gusta Cargando... Relacionado
¿Un militar con esa cara de felicidad? Me da a mi que han experimentado con algún tipo de droga con este sujeto… Responder
Lo que le pasa es que es un sapo normal y corriente pero ya ha convencido a más de una princesa que con un beso…y algo más…se convertirá en príncipe. Tiene un carita algo así como postcoital. Responder
π a lo mejor es que no le han besado en el sitio adecuado… Job de esos conozco yo unos cuantos y no les hace falta comer moscas y vivir en la charca. Si que tiene cara de eso, si… ¿que andaría yo haciendo ese día? Responder
Una rana colocada… tio, vuelve al otro lado, que te veo dibujando chicuelos fornidos con pelo en el pecho…y bigote… Responder
Me recuerda a un cuadro de Javi (de los primerísimos), de una rana con traje
¡Cagontó! ¡si es que ya está todo inventado!
¿Un militar con esa cara de felicidad? Me da a mi que han experimentado con algún tipo de droga con este sujeto…
Eso se explica porque además de militar es príncipe y claro, está encantado!
pase usted el asco de besar a una rana para que se quede en esto.
Lo que le pasa es que es un sapo normal y corriente pero ya ha convencido a más de una princesa que con un beso…y algo más…se convertirá en príncipe.
Tiene un carita algo así como postcoital.
π a lo mejor es que no le han besado en el sitio adecuado…
Job de esos conozco yo unos cuantos y no les hace falta comer moscas y vivir en la charca.
Si que tiene cara de eso, si…
¿que andaría yo haciendo ese día?
Si fuera un príncipe en condiciones con un besito en la mejilla le sobraría.
Una rana colocada…
tio, vuelve al otro lado, que te veo dibujando chicuelos fornidos con pelo en el pecho…y bigote…
¡Coño! acabas de describir al león cobarde de Oz que era precisamente el próximo post.
Pingback: El león cobardica « Titus Magnificus